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viernes, 2 de diciembre de 2011

Encamado

1 comentario:

  1. Ciertos días de diciembre, fríos como mi alma, solía yo abrigarme, tapado por suaves sábanas. Sintiendo el latir perpetuo que mi corazón ansiaba, por cambiar la mirada que reflejaban los espejos desde mi cama. Estoy clavado, desesperado por salir, mis trapos me atrapan, me ahoga este sufrir. Pequeño querubin de mis entrañas, llamado asi por compasión, solo soy el espejo de tu alma, infantiloide devoción. Hazme quitar estas prendas, angelito despiadado, o desnudame insensible, sólo eres el diablo. Voy a ganarte la partida, que por tu ignorancia he aprendido, que mejor me encuentro en esta urna que entre tus manos protegido.

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